Anticipándose a una conferencia en la que iba a referirse al arte de escribir cuentos, Flannery O’Connor leyó 7 cuentos enviados por escritores novatos locales. Se sorprendió un poco al leer los textos puesto que les encontró muchos defectos y errores de concepto. Con la experiencia de esas lecturas en mente, ella habló en su conferencia sobre los errores que habitualmente cometen los novatos y les dejó un montón de consejos. La siguiente es una lista abreviada de esos consejos:
¿Qué es un cuento?
Un cuento es una acción dramática completa, y en los buenos cuentos, los personajes están vistos a través de la acción y la acción aparece controlada mediante los personajes, y el resultado de todo esto es un significado que se desprende de la completa presentación de la experiencia.
Yo prefiero decir que un cuento es un acontecimiento dramático que involucra a una persona porque ésta es una persona, una persona en particular, es decir, porque forma parte de la condición humana en general y experimenta una situación humana específica.
Un cuento involucra siempre, de una manera dramática, el misterio de la personalidad.
Presté algunos cuentos a una granjera que vive cerca de mí, y cuando me los devolvió me dijo: “Esos cuentos sólo te enseñan lo que harán algunas gentes”, y me dije a mi misma que ella tenía razón; cuando se escribe un cuento debería uno conformarse con empezar exactamente ahí: mostrar cómo algunas personas en particular lo harán, lo harán a pesar de todo.
Para escribir un cuento no es necesario dejar de lado la postura moral que se tenga. Nuestras creencias serán la luz por la que debemos mirar, pero no serán lo que se vea ni tampoco un sustituto del acto de mirar. Para el escritor de ficción todo tiene su punto de prueba en el ojo, y el ojo es un órgano que a la larga involucra la personalidad entera y la porción del mundo que éste puede abarcar. Involucra al juicio. El juicio es algo que principia con el acto de ver, y cuando no es así, o cuando se le separa de la visión, provoca la confusión mental que se transmite luego al cuento.
La importancia del detalle
El escritor novato piensa que el juicio existe en un lugar y la impresión sensorial en otro. Mas para el escritor de ficción, el juicio comienza en los detalles que ve y en la manera que los ve.
La ficción opera por medio de los sentidos, y creo que una de las razones por la que la gente encuentra tan difícil el escribir cuentos, es que olvidan cuánto tiempo y paciencia se requiere para convencer por medio de los sentidos. Ningún lector que no experimente en verdad, al que no se le haga sentir el cuento, va a creer aquello que el escritor solamente le dice. La primera y más obvia característica de la ficción es que tiene que ver con la realidad a través de lo que puede ser visto, oído, olido, gustado y tocado.
El escritor de ficción debe darse cuenta que no puede crear compasión con compasión, emoción con emoción u opinión con opinión. Tiene que proporcionar todo esto en un cuerpo; tiene que crear un mundo con peso y dimensión.
Los escritores de ficción que no se preocupan por los detalles concretos son culpables de lo que Henry James llamó “especificación débil”.
Ford Madox Ford enseñó que aún si un personaje aparecerá en cuento sólo el tiempo suficiente para vender un periódico, tendrá que estar lo suficientemente detallado para que el lector pueda verlo.
La escritura de ficción rara vez tiene que ver con decir cosas, tiene que ver con mostrar cosas.
El detalle tiene que ser controlado por el propósito total y cada detalle deberá ser colocado para trabajar en su favor. El arte es selectivo. Lo que aparece en él es esencial y produce movimiento.
El tema y el significado
Un buen cuento no debería tener menos significado que una novela.
Toda acción debe estar satisfactoriamente justificada en términos de su motivación, y tiene que contar con un principio, un medio y un final, aunque no necesariamente en ese orden.
Lo breve no significa escaso. Un cuento deberá ser extenso en profundidad y proporcionarnos una experiencia significativa.
Para qué tipo de lector se escribe cuando se escribe ficción: todos escribimos a nuestro propio nivel de entendimiento. Parte de las características peculiares de la ficción es que su superficie literal pueda estar hecha de manera que produzca divertimento para un tipo de lector (en el obvio plano físico), al mismo tiempo que un significado en la persona entrenada para experimentarlo.
El significado es lo que evita que el cuento sea breve. Prefiero hablar del significado de un cuento que del tema de un cuento.
El significado debe estar encarnado al cuento. Un cuento es una manera de decir algo que no puede ser dicho de otro modo, y se necesitan todas las palabras del cuento para expresar su significado. Se narra un cuento porque una explicación sería inadecuada.
El significado de la ficción no es significado abstracto sino significado experimentado, y el propósito de hacer declaraciones respecto al significado de un cuento es sólo para ayudarnos a experimentar más plenamente ese significado.
La verosimilitud
La ficción es un arte que requiere la más estricta atención a lo real, sin importar que el escritor esté escribiendo un cuento realista o uno fantástico. Siempre comenzamos con lo que es o con lo que tiene la posibilidad eminente de ser verdad. Cuando se escribe una fantasía, la realidad es su base más apropiada. Algo resulta fantástico porque es tan real; tan real que resulta fantástico.
Me atrevería a afirmar que la persona que escribe una fantasía tiene que estar aún más detenidamente atenta al detalle concreto que alguien que escribe en la vena naturalista, ya que mientras más presiona el cuento la credulidad, más convincentes deben ser sus elementos.
Tengo dudas de que muchos escritores sepan qué es lo que van a hacer cuando empiezan a escribir un cuento.
El hábito del arte
Es un hecho que la escritura de ficción es un fenómeno en el que participa la personalidad completa, la mente consiente así como la inconsciente. El arte es el hábito del artista, y los hábitos deben estar profundamente enraizados en la personalidad entera. Como cualquier otro hábito, tiene que ser cultivado por la experiencia durante largo período de tiempo; enseñar cualquier clase de escritura es en definitiva un asunto de enseñar al estudiante a desarrollar el hábito del arte. Más que una mera disciplina es una manera de observar el mundo y de usar los sentidos de tal manera que los forcemos a descubrir en las cosas tanto significado como sea posible.
Cada mañana entre las 9 y las 12 voy a mi estudio y me siento frente a una hoja de papel. Muchas veces sólo me quedo ahí durante tres horas sin que ninguna idea aparezca. Sin embargo sé una cosa: si alguna idea aparece entre las 9 y las 12, estoy ahí lista para ella.
¿Cómo escribir cuentos?
Los que leen este artículo quieren saber cómo poder escribir verdaderamente un buen cuento, y luego, cómo saber cuándo lo han conseguido; así mismo quieren saber cuál es la forma de un cuento como si la forma fuera algo que puede existir al margen de cada cuento y pudiera aplicarse o imponerse al material.
Mientras más escriban más cuenta se darán de que la forma es orgánica, que es algo que surge del material, que la forma de cada cuento es única.
Un buen cuento no puede ser reducido, sólo puede ser expandido. Un cuento resulta bueno cuando continuamos viendo más y más en él y aún así escapa de nosotros.
Creo que la única manera de aprender a escribir cuentos es escribiéndolos, y luego tratar de descubrir qué es lo que se ha hecho. El momento de pensar en la técnica empieza cuando se tiene el cuento enfrente. El maestro puede ayudar al estudiante analizando su trabajo y tratando de ayudarlo a decidir si ha escrito un cuento redondo, uno en el cual la acción ilumina totalmente al significado.
Sobre el uso de localismos
No hay nada peor que un escritor que no usa los dones (lenguaje, costumbres, localismos, ironías, contradicciones, etc.) de su región sino que se revuelca en ellos. Todo llega a ser tan localista que asquea, tan lunfardo que resulta inteligible, tan literalmente reproducido que no conduce a nada. Lo general se pierde en lo particular en lugar de que esto sea mostrado a través de aquél.
No se puede decir nada significativo acerca del misterio de la personalidad a menos que se ubique esa personalidad en un verosímil y significante contexto social. Y la mejor manera de lograrlo es con el lenguaje particular del personaje.
Los personajes
Muchos cuentos de novatos no profundizan en el personaje. No revelan mucho de él. No quiero decir que no penetren en su mente, sino que no muestran que tiene una personalidad. Una vez más esto se debe a su forma de hablar. La mayoría de las veces los personajes creados por novatos no tienen un lenguaje característico que los revele, y algunas veces ni siquiera cuentan con rasgos que los distinga. Al final uno siente que no se ha revelado personalidad alguna porque ninguna personalidad se encuentra ahí. En la mayoría de los buenos cuentos es la personalidad del personaje lo que provoca la acción. En la mayoría de estos cuentos siento que el autor ha imaginado una anécdota y luego se sacó de la manga un personaje que la actuara.
Por Flannery O’Connor.
Traducción: Leopoldo Brizuela.
Bibliografía:
BRIZUELA Leopoldo,“Cómo se escribe un cuento”. Buenos Aires: Editorial Ateneo, 1992. Página 99.
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