Descubrí un tallito nuevo
en el balcón de mi vecina.
Parecía un rollito verde
todavía estaba húmedo
y una perlita le colgaba
del rocío que lo mojó.
“La vecina está enamorada”
pensaba
porque nunca había visto macetas
decorando su balcón.
En eso sale oronda
fresca como la mañana
y por atuendo un batón.
Buen día iba a decirle
cuando ella me descubrió
observando su nueva planta
alzarse al brillo del sol.
Entonces tomó la planta
y cubriéndola con su batón
se la llevó para adentro
como se lleva una ilusión.
Y yo que estaba a punto
de desearle lo mejor
quedé solo y parado
del otro lado del murallón.
Me fui también para adentro
murmurándole adiós…
¡Adiós vecina enamorada!
¡Adiós, adiós!
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