Me escribiste un mail
donde ponías
que no sabías por qué me escribías,
te lamentabas de que no haya
funcionado, que me recordarías
simple, solo, fugaz
como cuando me encontraste,
y eso está muy bien.
Pero no sabías por qué
ese día, sin querer, me escribías.
Yo voy a decirte por qué:
al mirar la fecha me di cuenta
de que era veintinueve,
fecha exacta de nuestro cumplemes.
Día de cartitas y agasajos
durante muchos años cada mes.
Me escribiste por costumbre.
Pero te vas olvidando
cabecita enamorada. Y quizá
el próximo mes ya no me escribas,
y eso está muy bien.
Sé el primero en comentar