Cuando nuestros pies toquen el suelo
volveremos a la realidad.
Que siga sonando
el teléfono,
que suene el timbre
y todo lo demás.
No bajes de la cama,
que nos dure hasta mañana
o aunque sea un rato más.
Quedémonos abrazados
mirando el techo,
que nada nos distraiga
de este momento de silencio
que creamos entre dos.
Que afuera no distingan
en qué color está el semáforo,
que intercambien
los papeles del seguro,
no debe importarnos;
vos apretame fuerte.
Que los colectivos pasen llenos
o vacíos, no importa tanto;
vos meté una pierna
entre mis piernas.
Que aterricen los aviones,
que despeguen
o vuelen por el aire
nada de eso
debe importarnos;
vos respirá sobre mi cuello
y quedate así otro rato.
Cuando nuestros pies toquen el suelo
volveremos a la realidad.
Cuando nuestros pies toquen el suelo
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