Una de las mejores cosas que tiene la carrera de Artes de la Escritura que curso en la UNA es que además de hacernos escribir como locos también nos dan mucho material de lectura. Como existen varias comisiones para cubir todos los horarios de cada materia, y como cada profesor agrega su propio material obligatorio, la cantidad de cosas que uno, si quiere, puede leer, se multiplica por la cantidad de profesores que tiene la materia. Este texto de Bolaño que sigue aquí abajo, por ejemplo, no corresponde a mi Comisión, la 6, sino que lo tome prestado de la Comisión de Steimberg. Pero al leerlo me dije a mi mismo que me gustaría tenerlo escrito en el blog. Si bien no es una poesía, Bolaño demuestra en su texto tanto cariño por los que escriben poesías que es imposible no emocionarse con lo que dice y con el lugar que les otorga a los poetas: “En el gremio de los escritores son la joya más grande y menos codiciada”, dice. Pero es mejor que lean el texto por ustedes mismos ya que es lo suficientemente corto para no tener que reseñarlo. Aquí va completo:
La mejor banda
Si tuviera que asaltar el banco más vigilado de Europa y si pudiera elegir libremente a mis compañeros de fechorías, sin duda escogería un grupo de cinco poetas. Cinco poetas verdaderos, apolíneos o dionisíacos, da igual, pero verdaderos, es decir con un destino de poetas y con una vida de poetas. No hay nadie en el mundo más valiente que ellos. No hay nadie en el mundo que encare el desastre con mayor dignidad y lucidez. Son, en apariencia, débiles, lectores de Guido Cavalcanti y de Arnaut Daniel, lectores del desertor Arquíloco que atravesó un campo de huesos, y trabajan en el vacío de la palabra, como astronautas perdidos en planetas sin salida posible, en un desierto donde no hay lectores ni editores, sólo construcciones verbales o canciones idiotas cantadas no por hombres sino por fantasmas. En el gremio de los escritores son la joya más grande y menos codiciada. Cuando un enloquecido joven de dieciséis o diecisiete años decide ser poeta, es desastre familiar seguro. Judío homosexual, medio negro, medio bolchevique, la Siberia de su destierro suele cubrir de oprobio también a su familia: los lectores de Baudelaire no lo tienen fácil en la ESO, ni con sus compañeros de clase ni mucho menos con sus profesores. Su fragilidad, sin embargo, es engañosa. También su humor y las manifestaciones caprichosas de su amor. Tras esas sombras vagas se encuentran acaso los tipos más duros del mundo y seguramente los más valientes. No por nada descienden de Orfeo, que marcaba la cadencia de remo de los Argonautas y que bajó al infierno y volvió a subir, menos vivo que antes de la hazaña pero vivo al fin y al cabo. Si tuviera que asaltar el banco más protegido de América, en mi banda sólo habría poetas. El atraco concluiría, probablemente, de forma desastrosa, pero sería hermoso.
Roberto Bolaño.
Del libro “Entre paréntesis” (Anagrama), página 109.
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