El guardián del hielo
Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol…
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil
Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
Yo soy el guardián del hielo.
Una lectura del poema:
Hay una metáfora central que es ser “el guardián del hielo”, que viene a ser el guardián de lo fugaz, de lo que se diluye y se escapa como agua entre los dedos. Ser el guardián de algo que, apenas te lo dan, comienza ineludiblemente a derretirse, es tratar de mantener armada una forma que bajo los rayos del sol se desbarata, se tambalea y se derrite. En ese sentido, la poesía viene a ser el hielo.
El poema trata de lo que la poesía capta en un instante pero que no es aprehensible en su totalidad: “No se puede amar lo que tan rápido fuga”. “Ama rápido me dijo el sol”. Es el tópico del Tempus fugit (el tiempo se escapa).
Para Watanabe la poesía es evanescencia, es capturar algo huidizo que apenas cristalizado ya comienza a derretirse y que hay que escribir antes de que se convierta en agua sin forma. Y el que Watanabe se llame así mismo “el guardián” de su poema, de la poesía toda, no suena altisonante, no suena fanfarrón ni engreído. El poeta cuida algo precioso y sagrado (una diosa esculpida en hielo) pero que no es útil y que está en un grado muy alto de indefensión. Un poeta siempre es un guardián del hielo.
Sobre el autor:
JOSE WATANABE nació en Laredo, Trujillo, en 1946. Con su libro Album de familia, obtuvo el premio Poeta Joven del Perú en 1970. También publicó, entre otros, El huso de la palabra (1989), Historia natural (1994), Cosas del cuerpo (1999) y Habitó entre nosotros (2002).
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Yo siempre pensé en que el hielo es la vida misma, primorosa y efímera
Bueno, sí, es otra lectura posible. Y muy valida por cierto!
Hola! Yo interpreté que el poeta hablaba del tiempo, pero bueno como la poesía, también se nos escurre entre los dedos. Una cosita que he notado en la reseña del autor que dice “Irujillo” y el nombre correcto de la ciudad es “Trujillo”.
Hola! Sí, está muy bien lo que decís. Es muy válida tu lectura. Un poema no tiene por qué tener una sola forma de ser leído. Se diría que tiene tantas formas de ser leído como personas lo leen. Pasa que como me gusta escribir poemas quizá lo veo todo desde el punto de vista de la “ars poética”. Saludos. PD: Ya corregí la ciudad Trujillo. ¡Gracias por el aviso!